Días en los que abandonas por un instante tu sueño, tu vida, todo lo que te rodea. Días que, nos hace ponernos a llorar, y pensar en todas las cosas malas que nos hemos llevado de esta vida. Días en lo que lo único que quieres es desaparecer.
Desaparecer, rápido y sin complicaciones, en un instante, sin molestar. Pero sabes que, aunque quisieras molestar, nadie te haría caso, pues a nadie le importas lo más mínimo.
Días en los que pasamos de ser nosotros mismos, a no ser nada ni nadie, simplemente, un trozo de carne viviente andando por la vida.
Sí, en ese momento nos dan ganas de morirnos, de abandonar todo lo que tenemos construido, pero, por mucho que queramos, no nos atrevemos. Podríamos hacerlo, por qué no, pero eso seria abandonar a seres que, no tienen culpa de que tu estés mal, y que durante la vida, han dado todo por que tú, aunque no la tengas ahora, hayas tenido una sonrisa en la cara durante un largo tiempo. Y eso cuesta, pero ellos lo han conseguido.
Te sientes sola, apartada del mundo, y que a nadie le importas lo más mínimo, y piensas que no hay nada por lo que sonreir..., pero poco a poco, gracias a amigos de verdad que siempre están ahí para ayudarte, descubres que la vida puede llegar a ser muy bella.
No me refiero a esos amigos que un día te dicen que no viven sin ti, y al día siguiente te enteras que te critica por detrás, y que se junta contigo por conveniencia. No, esos no, yo me refiero a esos amigos que, nunca, bajo ninguna circunstancia, se meterían contigo, esos amigos que, sin pedírselo, ya están ahí, esperando escucharte y esperando que le sonrías. Esos amigos conocidos como; amigos de verdad.
Desaparecer, rápido y sin complicaciones, en un instante, sin molestar. Pero sabes que, aunque quisieras molestar, nadie te haría caso, pues a nadie le importas lo más mínimo.
Días en los que pasamos de ser nosotros mismos, a no ser nada ni nadie, simplemente, un trozo de carne viviente andando por la vida.
Sí, en ese momento nos dan ganas de morirnos, de abandonar todo lo que tenemos construido, pero, por mucho que queramos, no nos atrevemos. Podríamos hacerlo, por qué no, pero eso seria abandonar a seres que, no tienen culpa de que tu estés mal, y que durante la vida, han dado todo por que tú, aunque no la tengas ahora, hayas tenido una sonrisa en la cara durante un largo tiempo. Y eso cuesta, pero ellos lo han conseguido.
Te sientes sola, apartada del mundo, y que a nadie le importas lo más mínimo, y piensas que no hay nada por lo que sonreir..., pero poco a poco, gracias a amigos de verdad que siempre están ahí para ayudarte, descubres que la vida puede llegar a ser muy bella.
No me refiero a esos amigos que un día te dicen que no viven sin ti, y al día siguiente te enteras que te critica por detrás, y que se junta contigo por conveniencia. No, esos no, yo me refiero a esos amigos que, nunca, bajo ninguna circunstancia, se meterían contigo, esos amigos que, sin pedírselo, ya están ahí, esperando escucharte y esperando que le sonrías. Esos amigos conocidos como; amigos de verdad.
